La primera locomotora eléctrica fue inventada por el escocés Robert Davidson en Aberdeen en 1837, la locomotora funcionaba mediante pilas eléctricas. En 1841 presentó una versión mejorada en una exhibición de la Real sociedad escocesa de las artes, a pesar de esto no consiguió que fuese funcional en un tren ya que no tenía suficiente potencia. A finales del siglo XIX las locomotoras eléctricas se comenzaron a utilizar para los nuevos tranvías y para el metro.
Hasta 1895 no comenzó a funcionar en un tren propiamente dicho, recorría un tramo de cuatro millas en Baltimore, salvaba la distancia entre una vía propia de Baltimore con otra vía que partía desde esa ciudad hasta Nueva York, su impulso se debió a que atravesaba varios túneles lo que creaba problemas de humo dentro de estos y por tanto la única solución era la energía eléctrica, por esta misma razón se empezaron a utilizar en otras ciudades estadounidenses como Nueva York.
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