Telefotografía

Año 1906 - El inventor de la telefotografía en su laboratorio de la Universidad de Munich 
El último gran invento europeo debido al profesor -alemán Korn. La telefotografía ha ocupado en las preocupaciones del público el lugar que ocuparon sucesivamente en el espacio de treinta años el teléfono de Graham Bell, el fonógrafo de Edisson, los rayos X de Roetgen, la telegrafía sin hilos de Branly y Marconi. Las grandes novedades científicas susceptibles de aplicaciones inmediatas, tienen el don de apasionar a todo el mundo. Ahora le toca el turno a un maravilloso invento que en pocos momentos permitirá transmitir de un punto a otro del globo fotografías de toda clase de sucesos. Ya las revistas ilustradas de las principales naciones se disponen a comprar el monopolio del invento y todo hace esperar que a mediados del año próximo puedan inaugurarse las comunicaciones internacionales ilustradas. En espera de ese gran acontecimiento, damos a continuación algunos datos acerca de la disposición real de los aparatos instalados en el laboratorio del profesor Korn, en Munich, y que han servido para producir las pruebas fotográficas . que ilustran este artículo. En primer término figura la estación de partida con un cilindro transmisor, cuya cubierta opaca ha sido quitada, y en el cual está enrollado el cliché pelicular que debe reproducirse. Este cilindro, que es de cristal, recibe un movimiento helicoidal por la acción de un pequeño motor eléctrico colocado en la parte superior. Durante este movimiento los rayos de  una lámpara eléctrica, concentrados por medio de una lente, atraviesan sucesivamente todas las partes la imagen pelicular que debe ser transmitida, y las atraviesan con más o menos intensidad según que los puntos de la imagen expuestos a su acción sean más o menos transparentes. Estos rayos de intensidad variable, encuentran en el interior del cilindro de cristal un prisma de reflexión que los proyecta sobre una placa celular de selenio dispuesta debajo del cilindro transmisor. Una batería produce la corriente que pasa por la placa de selenio, y que en virtud de una propiedad especial de este metaloide, la atraviesa con una intensidad correspondiente a la de los rayos luminosos que la hieren. En otros términos: el selenio, siendo más o menos conductor de la electricidad según esté más o menos iluminado, la placa del aparato traducirá los rayos luminosos variados que recibe en corrientes eléctricas cuya intensidad presentará las mismas variantes. Estas corrientes, especie de pulsaciones eléctricas infinitamente numerosas, van ahora a sucederse muy rápidamente en la línea telegráfica o telefónica que une la estación de partida con la de llegada. En este punto, las corrientes variadas recibidas de la línea van a accionar al ingenioso aparato imaginado por M. Korn, y al cual ha dado la preferencia después de numerosos ensayos. Este aparato es un galvanómetro, osea un medidor de corrientes eléctricas. Pero aquí no tiene por objeto medir corrientes, más esta, como todo galvanómetro, afectado por ellas de una manera correspondiente á su intensidad. Esta propiedad la utiliza M. Korn para obturar más o menos, y en cantidad rigurosamente proporcional, a las variaciones de las corrientes recibidas de la estación expedidora un rayo luminoso emitido, como el de partida, por una lámpara eléctrica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario