La de 1938 fue, lógicamente, una de las celebraciones del Día del Libro singulares, pero como tantas otras estuvo acompañada por su correspondiente polémica acerca de cuáles habían sido los libros más vendidos.
Una de las singularidades, muy probablemente vinculada con el avance de las tropas franquistas que habían ido generando miles de desplazados a tierras aún republicanas, así como al traslado del gobierno español de Valencia a Barcelona (31 de octubre de 1937)
Otra singularidad: por parte de las autoridades catalanas, uno de los objetivos más importantes y urgentes de esa feria era obtener libros para el Servei de Biblioteques al Front, cuyos fondos habían sido víctimas de los particularmente duros bombardeos de que había sido objetivo Barcelona en marzo de ese año.
Fuente:
La Vanguardia de los días 14, 15 y 16 de junio de 1938.
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